Euphorbia Pulcherrima, conocida comúnmente como pastora, pascuero, noche buena, flor de pascua, estrella federal o poinsetia, es una planta de la familia Euphorbiaceae, nativa del sureste de México y de Guatemala.
En estado natural puede llegar a alcanzar los tres metros de altura. Tiene hojas enteras, ovalanceoladas, con un par de dientes laterales y uno apical. Sus ramas terminan en un conjunto de diminutas flores amarillas, rodeadas de amplias brácteas rojizas, que proporcionan al conjunto el aspecto de una única flor.
Normalmente se cultiva como planta de interior, aunque también puede cultivarse en exteriores con clima cálido. En el primer caso, no suele alcanzar más de 80 o 90 cm. Plantada en el suelo, si el clima le favorece, puede llegar a los 3 metros.
Aunque se cree que las flores son las “hojas” de color rojo, en realidad las autenticas flores son amarillas, muy pequeñitas y poco llamativas. Estas están rodeadas por una especie de hojas, normalmente de color rojo, que son, en realidad las brácteas (órgano foliáceo en la proximidad de las flores y diferente a las hojas normales). Las flores aparecen a finales de noviembre y se prolongan hasta mitad de abril, aunque tienen su floración máxima en Navidad, por lo que se la conoce como estrella de Navidad. Por lo prolongado de su floración también se la conoce como flor de Pascua.
Mantener un riego adecuado es la tarea más delicada en el mantenimiento de esta planta. La sequedad del terreno, junto con la falta de humedad ambiental, hace que las hojas empiecen a amarillear por las puntas y, más tarde, terminen por secarse y caer. Por otra parte, un exceso de humedad hace que la planta se pudra.
Es aconsejable también mantener la humedad ambiental, los ambientes resecos harán que se caigan las hojas.
Evitaremos encharcar la planta para evitar que se pudra. Lo más conveniente sería realizar riegos más habituales y en menor cantidad mientras el ejemplar se encuentre en crecimiento vegetativo. Es conveniente dejar secar el terreno entre riego y riego. Si tenemos la planta dentro de un cuenco, evitaremos que el agua llegue a la maceta. Una buena solución sería poner un lecho de piedras de río y colocar la maceta encima. Luego añadir agua al cuenco sin que sobrepase por encima de las piedras. De esta manera absorberá la humedad sin que se estropeen las raíces.
El mal riego es la causa principal de la muerte de la mayoría de los ejemplares. Si vemos que las hojas presentan un aspecto negruzco con signos de podredumbre, dejaremos de regar, podaremos bien la planta y la dejaremos en un lugar sombrío, esperando que vuelva a brotar la próxima temporada.
Es una planta que prefiere un emplazamiento luminoso y cálido. Al ser una planta originaria de Méjico, prefiere que el ambiente no sea fresco. La temperatura ideal se situaría alrededor de los 18 ºC mientras se encuentra en floración.
Es una planta que no soporta el sol directo, excepto en invierno. Mientras está creciendo, es importante alejarla de los rayos directos del sol que quemarían sus hojas. Un emplazamiento con mucha luz pero indirecta sería lo más conveniente en este momento.
La falta de luz hace que las hojas pierdan color y el ejemplar quede descolorido. Tampoco le agradan las corrientes de aire y el cambio brusco de temperaturas así como los cambios de emplazamiento que normalmente acaban por hacer que le caigan las hojas.
Si tenemos una planta en crecimiento, un buen truco para forzar la floración es limitar la cantidad de luz que recibe. Así en otoño no debería recibir más de 10 horas diarias de luz. Podemos conseguirlo si tapamos la planta con alguna bolsa de papel, no de plástico porque no respiraría bien.
A través de esquejes se pueden obtener nuevos ejemplares, aunque normalmente este método suele tener poco éxito, por ello lo mejor es comprar las plantas producidas en viveros.
Prefiere un terreno rico en humus con un pH alrededor de 5,5. Una tierra de jardín con algo de turba podría ser adecuado. El abono se limitará a la época de crecimiento, en caso de mantener una planta de una temporada para la otra. Siendo así añadiremos cada 15 días una pequeña cantidad de abono líquido en los riegos desde mitad de primavera hasta finales de verano.
Es una planta muy resistente a las enfermedades. El principal peligro son los hongos que se desarrollan cuando las condiciones de riego no son las adecuadas.
Para su conservación, además de una atención constante, lo primero que debemos hacer es podar a unos diez centímetros del tallo, por encima del nudo de las hojas, y se puede aplicar algún producto que ayude a cicatrizar el tallo. Una vez que la hemos dejado pelada, la ubicaremos en un lugar de la casa fresco e iluminado.
En primavera comenzarán a brotas las nuevas hojas, que tendrán un color verde radiante. Para que las plantas adquieran el color rojo que las caracteriza no puede tener más de diez horas al día de luz, por lo que tendremos que crearle la oscuridad artificialmente.
Fuente:
– Wikipedia.
– Botanical-online.com
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