El Pimiento

Publicado el 24/09/2014 por info@agrobeta.com

El pimiento es originario de América del Sur desde donde fue introducido en Europa a partir del siglo XVI, extendiéndose su cultivo por los países del área mediterránea. El pimiento pertenece a la familia de las solanáceas, género Capsicum, especie Capsicum annuum L. Es una planta herbácea anual, de tallo erecto, erguido y ramificado, de crecimiento determinado. El sistema radicular es pivotante, con numerosas raíces adventicias muy ramificadas que pueden alcanzar hasta un metro de profundidad, aunque no suelen pasar, en el gran cultivo, de 25 a 30 centímetros, según variedades. Las flores, blancas y pequeñas, aparecen solitarias e las axilas de las hojas; éstas últimas son lanceoladas y abundantes. El fruto, que puede ser de forma cónica o achatada, con tamaño muy variado, de color verde al principio y más o menos rojo en la madurez, es hueco y contiene abundante semilla. Tiene un valor nutritivo importante y es rico en vitaminas A, B y C.

Demandas de la planta Clima; El pimiento es una planta más exigente en calor que el tomate, si bien con temperaturas superiores a 35 o 40 grados la fructificación se debilita, por existir abortos florales. Así pues, se desarrolla bien en un clima relativamente cálido, donde no haya peligro de heladas. Es una planta que requiere gran luminosidad, admitiendo temperaturas más altas cuanto mayor es aquella. Hay que tener presente que los veranos muy suaves afectan negativamente a la producción, ya que el cuajado de las últimas flores se produce con dificultad.

Suelo; Esta planta es sensible a la calidad del suelo, el cual influye no sólo en las condiciones generales de la vegetación, sino incluso en el sabor y color del fruto. Prefiere los suelos algo arenosos a los arcillosos, aunque se da en ambos; no obstante, en los primeros la producción es mayor. Exige que los suelos sean sanos, ya que el encharcamiento de los mismos produce una marchitez rápida e irreversible de la planta. El pH ideal oscila entre 6,5 y 7, si bien en terrenos arenosos resiste un pH más elevado.

Agua; Hay que tener precaución con el manejo del agua, ya que los excesos provocan, sobre todo en los terrenos fuertes, asfixia de raíces. La falta de este elemento, o un irregular suministro del mismo, provoca abarquillamiento en las hojas, caída de flores y aumento del sabor picante en los frutos. El pimiento es, pues, muy sensible a la asfixia y a la sequía. Los riegos deben mantener siempre el suelo húmedo, pero sin exceso. Esta práctica, mal ejecutada, puede ocasionar graves pérdidas por podredumbre apical de los frutos.

Tareas de preparación Alzar; Esta labor consiste en levantar el terreno, enterrando el rastrojo del cultivo anterior, e ir adecuando el suelo para que la semilla encuentre unas condiciones aceptables para su germinación y posterior desarrollo. Esta labor suele realizarse hasta una profundidad de 20 centímetros. En los casos en que no interese voltear la tierra, se puede realizar un pase con cultivador a la misma profundidad con la finalidad de resquebrajarla y facilitar así el desarrollo radicular de las plantas.

Gradeos; Estas labores deben ser esmeradas, debiendo quedar la tierra lo más fina posible y libre de malas hierbas; son labores que preceden a la siembra o al trasplante. Tienen por finalidad dejar las capas superficiales del suelo mullidas y desmenuzadas. Estas operaciones pueden realizarse con gradas, arados especiales o cultivadores, dando a continuación los consiguientes pases de rulo o rotocultivador para refinar y dejar la tierra en buenas condiciones para la siembra o el trasplante.

Abonado; Las necesidades del pimiento son ligeramente superiores a las del tomate. Para conseguir un abonado correcto se debe tener presente la naturaleza química y física del suelo, la densidad de plantación, el tipo de riego a efectuar y la variedad plantada. No conviene abusar de las aportaciones nitrogenadas, pues ello se traduce en un excesivo desarrollo foliar con detrimento de la floración y fructificación, a la vez que en una mayor propensión a los ataques de enfermedades criptogámicas (es una enfermedad de las plantas causada por un hongo u otro organismo filamentoso parásito). Este elemento debe aportarse, principalmente, en la plantación, con los primeros riegos y durante el cuajado del fruto.

La Siembra El cultivo del pimiento puede hacerse de dos formas distintas:

– Siembra directa. La siembra directa es una técnica que se va introduciendo poco a poco, a medida que se van perfeccionando la maquinaria de siembra y los aperos de cultivo.

– Siembra con trasplante. El trasplante se puede decir, que es el método tradicional en el cultivo del pimiento. Para su realización, las plantas han de obtenerse mediante su cultivo en semilleros. La superficie del semillero se debe calcular en función de la extensión que se va a cultivar en el terreno de asiento, de la variedad y de la densidad de plantación a utilizar. El semillero se suele preparar hacia el mes de enero, para lo que habrá de disponerse de un terreno que a ser posible no haya estado cultivado en los últimos cuatro años de cultivos hortícolas. Los semilleros para pimiento deben seguir los criterios generales aplicables a cualquier tipo de hortalizas. Una vez sembrado el semillero y cubierta la semilla con una capa de turba, mantillo o tierra fina, se da un riego; éste ha de ser muy suave para no arrastrar las semillas. Inmediatamente se acolcha el semillero con la lámina de plástico que posteriormente servirá para tapar el túnel, una vez nacida la planta. En buenas condiciones de humedad y temperatura el nacimiento del pimiento suele ocurrir a los quince o veinte días de siembra. Durante su estancia en el semillero, la planta debe recibir toda clase de atenciones; riegos ligeros y frecuentes, abonados nitrogenados y foliares, tratamientos adecuados, etc. Una práctica a tener muy en cuenta es la escarda, puesto que el semillero debe estar siempre libre de malas hierbas, sobre todo, en los primeros estados del desarrollo de las plantitas del mismo.

Plagas

• Plagas del suelo. El pimiento es una planta atacada por diversas plagas del suelo, entre las que destacan la rosquilla negra, los gusanos grises, los gusanos blancos y los gusanos de alambre. Los prejuicios más importantes los originan en el momento  de la plantación y en los primeros estados vegetativos del cultivo. En esta fase los insectos cortan el tallo o lo mordisquean a la altura de la raíz, dando origen, si el ataque es intenso, a tal número de fallos de plantas que puede requerir el resembrado del cultivo.
• Pulgones. Pueden ocasionar daños graves, si no se corta el ataque a tiempo, al aguijonear las hojas con su pico, acción que provoca un abarquillamiento de las mimas y una paralización del proceso vegetativo.
• Heliothis armígera. Es una de las plagas más peligrosas para el pimiento. Hay que combatirla antes de que la larva se introduzca en el fruto, pues luego es difícil de eliminar.

Enfermedades

• Complejo Fusarium-Verticillium, produce en su ataque un amarilleo de las hojas y termina por una marchitez progresiva que llega a afectar totalmente a la planta.
• Mildiu (Phytopthora capsici), ataca a los pimientos en cualquier estado de su desarrollo. Los síntomas se caracterizan por una marchitez rápida de las plantas, producida por unas lesiones de color verde oscuro y acuoso que puede llegar a rodear el cuello del tallo a nivel del suelo. También puede atacar a los frutos.
• Oidio (Leveillula taurica), es una enfermedad que suele ser peligrosa en algunas comarcas de Levante y Andalucía, provocando una defoliación considerable.
• Virosis, el pimiento se ve afectado por varios tipos de virus. Sus síntomas se manifiestan por detención del crecimiento de las plantas, decoloración de las hojas, entrenudos cortos con formación de plantas achaparradas, etc.

Fuente: –          www.Magrama.bog.es. El cultivo extensivo del pimiento para industria. Jose Japon Quintero. Agente de Extensión Agraria.

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