Publicado el 18/09/2014 por info@agrobeta.com
Las orquídeas constituyen una de las familias más numerosas del reino vegetal. Existen alrededor de 700 géneros con 28.000 especies, además de 100.000 híbridos en su mayoría de forma natural; diversidad que hacen de esta familia, la segunda en importancia entre las Angiospermas. Son plantas generalmente epífitas, es decir, prosperan en su mayoría sobre los árboles, nunca se nutren de ellos. Se alimentan del medio ambiente al absorber el agua de lluvia, rocío o humedad ambiental. No suelen crecer en Europa, a excepción de las orquídeas terrestres cuyo sistema radicular se encuentra bajo tierra, éstas crecen en bosques abiertos, prados, o incluso márgenes de riachuelos o lagos ricos en humus. Se cree que su evolución comenzó desde las primeras plantas con flor siendo su primer modelo un aproximado al lirio con reducción del número de estambres que cambió de simetría radial a bilateral y otras modificaciones del ovario y tamaño de la semilla. Su desarrollo evolutivo ha sido muy confuso y especulativo.
Raíces
Las raíces de las orquídeas, tienen notables modificaciones del tipo normal de raíz. Sin embargo, al igual que en el resto de las plantas es un órgano vital para el anclaje de la planta y la absorción de nutrientes. En las orquídeas terrestres, las raíces son estructuras alargadas y ramificantes, cubiertas de pelitos absorbentes y radicales, asemejándose a cualquier otra planta. Están cubiertas por hifas que son filamentos de los hongos asociados que las penetran y forman dentro de las raíces unos nódulos donde establecen una asociación micorrícica que garantiza el abastecimiento de agua y nutrientes. Las raíces de las epífitas son aún más especializadas que las de las orquídeas terrestres. En ellas, muchos pelillos se han sustituido por una funda de células muertas, esponjosas y porosas que se llama “velamen”, el cual facilita tomar el agua de lluvia o de la superficie de los troncos donde crecen, así como minerales y nutrientes del mismo ambiente. Son gruesas y blancas que se esparcen por la superficie de la corteza del árbol que les proporciona apoyo. Estas células del velamen se vuelven transparentes y los tejidos internos verdosos llegan a ser visibles. El agua que absorben se transporta hasta la parte viva y de allí hasta las hojas. En las orquídeas epífitas, las raíces pueden originarse en cualquier parte del tallo, en todas las direcciones y no solo hacia abajo. Su tendencia positiva a hacer contacto, les permite servir de soporte, además, estas raíces pueden foto sintetizar, lo cual explica la coloración verdosa de sus puntas. Cuando las raíces se ven secas, las células del velamen dispersan la luz y se ven blancas, situación que ayuda a reducir la pérdida de agua presente en las raíces.
Tallos
Pseudobulbos: Muchas orquídeas presentan tallos engrosados o pseudobulbos, llamados de esta manera para diferenciarlos de los bulbos verdaderos de lirios y cebollas. Pueden estar formados por un solo entrenudo o varios entrenudos. Pueden ser pequeños o grandes y de formas muy variadas: esféricos, ovalados, comprimidos, lisos o acostillados, etc. Pueden ser pequeños o grandes y de formas muy variadas: esféricos, ovalados, comprimidos, lisos o acostillados, etc. Desarrollan, una o más hojas finales o en su parte media los pedúnculos de inflorescencias se originan en su base, parte media o extremo apical. En las orquídeas epífitas, los tallos aéreos almacenan agua y nutrientes y por eso pueden aparecer abultados. En muchas especies terrestres, los tallos se comprimen y se abultan a manera de tubérculos. Algunas especies carecen de pseudobulbos en los cuales almacenar agua y nutrientes y por eso no pueden vivir en zonas o regiones sujetas a sequías periódicas.
Hojas
Las hojas de las orquídeas son muy simples, no tienen espinas ni son aserradas. Son casi siempre angostas y alargadas; también ovaladas o lanceoladas, ahuesadas, arrugadas como la Stanhopea Frost ex Hook., cilíndricas como la Vanda teres (Roxb.) Lindl., ligeramente caniculadas como la Oncidium cebolleta (Jacq.) Sw. Y Brassavola nodosa (L.) Lindl. A menudo sus hojas son rígidas y rudas con una capa ceruminosa y espesa que limita la pérdida de agua, como ejemplo las epífitas. Bastantes orquídeas tienen hojas muy gruesas que sirven para almacenar agua, con cutícula un poquito espesa y encerada, lo cual permite resistir las plagas y también los fuertes vientos del trópico y subtrópico. Muchas especies que se encuentran en lugares insolados y calientes, tienen hojas casi cilíndricas, lo que les permite reducir la relación superficial del volumen y evitar así el sobre calentamiento y la deshidratación. En las especies terrestres por lo general las hojas son membranosas y delgadas propensas al ataque de insectos.
Flores
Como sucede en la mayoría de las monocotiledóneas, su flor está constituida por verticilos de tres sépalos, desprovistos de clorofila, que protegen la flor una vez que se abre; tres pétalos superiores y una columna central que sustenta las anteras y el pistilo llamada ginostemo. Los pétalos superiores son idénticos, pero el inferior, el labelo, se ha transformado en la estructura más llamativa de la flor, con sus propios colores, formas y tamaños que pueden ser muy diferentes en función de la especie que se trate. Las flores pueden ser aisladas o en inflorescencias laterales. Sus órganos sexuales contienen los filamentos que llevan los órganos de reproducción que están parcial o totalmente solados entre sí o columna; antera o pequeños sacos cápsulas que contienen entre dos o doce polinias blandos o duros en cuyo interior se encuentran los millones de granos de polen que se adhieren a los visitantes o insectos los cuales son sus agentes polinizadores. Los estambres están a un lado de la flor y generalmente nada más un estambre es fértil. Y por último, el róstelo que es una curiosa derivación del tejido propio del estigma o cavidad viscosa de la columna. La columna tiene una antera portadora de polen y un estigma femenino que segrega un fluido pegajoso hacia el interior de la flor. Los insectos son atraídos por ese néctar, y al intentar salir de la flor quedan impregnados con el polen de las anteras. Las orquídeas más cultivadas de todo el mundo gracias a su fácil cultivo y al gran número de híbridos, son las de Género Cymbidium. Una vez fecundada, la flor sufre un giro en el transcurso de su desarrollo, el cual es conocido como resupinación. Luego se transforma en fruto que produce una gran cantidad de semillas muy pequeñas. De 3.000.000 aproximados de semillas que se producen en cada fruto de orquídea, solo unas cuantas son las que logran germinar de forma natural en la naturaleza, pues casi no tienen sustancias de reserva y requieren ser colonizadas por un hongo (como puede ser alguno del género Rhizoctonia A.DC.) el cual, le proporciona los nutrientes necesarios, sobre todo en las primeras fases de su desarrollo. Las orquídeas requieren temperaturas diurnas de 13ºC a 32ºC y temperaturas nocturnas de 10ºC a 21ºC, dependiendo de necesidades particulares de cultivo. Las orquídeas, en términos generales, se pueden dividir en 3 categorías: de clima frío, intermedio y cálido, según donde crecen en su estado natural. Las orquídeas de clima frío, como en los géneros Cymbidium, Odontoglossum y algunos Paphiopedilum se desarrollan en forma óptima con una temperatura nocturna de alrededor de 10ºC; las de clima intermedio, como las del género Cattleya, algunos Oncidium y una gran variedad de otras especies, crecen mejor si la temperatura diurna fluctúa entre 18ºC y 24ºC y si la nocturna se mantiene entre 13ºC y 16ºC; las de tierra cálida, como las Vanda y Phalaenopsis, prosperan mejor a temperaturas diurnas de 21ºC a 30ºC y nocturnas de 18ºC a 2ºC.
Luz
Una orquídea requiere la máxima cantidad de luz, sin lesionar la planta, la cual es necesaria para que ésta crezca y se desarrolle bien. La cantidad de luz que los diferentes géneros de orquídeas pueden tolerar, sin lesionarse, varía enormemente, siendo importante considerar la etapa de crecimiento de la planta. Es posible determinar la cantidad de luz que la planta necesita, observando lo siguiente: demasiada luz destruye la clorofila en las hojas, las cuales se tornan amarillentas; por el contrario, poca luz le daría a las hojas un tono verde oscuro, lo que impediría su desarrollo y crecimiento y, consecutivamente, reduciría o evitaría el florecimiento. Cuando una planta de orquídea crece bajo condiciones correctas de luz, las hojas presentan una coloración verde claro, usualmente con una superficie brillosa en el nuevo crecimiento y, además, la planta florece regularmente. Este factor está ligado a otros, tales como: temperatura, humedad y viento. Así, cuando hay alta humedad relativa y poco viento es mejor una menor cantidad de luz; cuando se presenta alta temperatura es más conveniente disminuir a la mitad o en una tercera parte este factor.
Aireación
Las orquídeas requieren de un movimiento constante de aire a su alrededor. En la naturaleza, una brisa continua rodea las orquídeas, lo que contrarresta el calor intenso del sol, reduce la posibilidad de enfermedades fungosas, las cuales comienzan por el efecto del aire estancado y húmedo y provee el dióxido de carbono para el proceso de fotosíntesis. El aire debe ser húmedo y estar a la misma temperatura cuando crecen las orquídeas, las plantas deben ser protegidas contra vientos calientes y secos. Consejos para una buena ventilación:
Sustrato Antes de decidir sobre qué sustrato colocar las orquídeas, se deberá tener presente lo siguiente: exigencias de la planta, si es epífita o terrestre, si se trata de un híbrido, la procedencia de sus progenitores, la humedad relativa, la luz, cantidad de agua y el tipo de recipiente. Características generales de los sustratos:
Una regla general, es que para las raíces gruesas, el tamaño de las partículas del medio, debe ser grande. Así, se ha recomendado para plantas jóvenes, que presenten un sistema radical frágil o para orquídeas con raíces muy delgadas, utilizar partículas con tamaño de ¼” (grano de plántula o grano fino); para plantas de tamaño mediano se recomienda un tamaño de partícula de ½” (grano medio). Para orquídeas grandes se utiliza el tamaño de ¾” (grano grueso o grande) Se tienen dos tipos básicos de sustratos: los materiales orgánicos y los inorgánicos. Los materiales orgánicos son aquellos que se han originado de alguna forma viva como la corteza de árbol, la raíz de helecho, musgo, fibra de coco, corcho, caña de azúcar, coquito de palma aceitera, carbón, musgo blanco, cáscara de coco, cascarilla de arroz, hueso picado, mantillo de hojas, espuma de poliestireno, entre otros. En los materiales inorgánicos se pueden citar: oasis, piedra volcánica negra o roja, lana mineral, vermiculita, perlita, trozos de ladrillo, teja o de barro cocido, piedra pómez, arena de río tabique usado en construcción, entre otros. Los materiales orgánicos a diferencia de los inorgánicos se deterioran y descomponen, en este proceso liberan nutrimentos a la planta. En algunos casos no necesitan de una fertilización adicional. Sin embargo, presentan el inconveniente que el tamaño de la partícula cada vez es más reducido, lo que conlleva a problemas de aireación y drenaje. Cualquiera que sea el material orgánico deberá ser envejecido y no fresco, ya que en su proceso de envejecimiento liberan sustancias nocivas para las raíces de las orquídeas y adicionalmente pueden atraer insectos, quizá algunos dañinos. Los materiales inorgánicos no se descomponen, ni liberan nutrimentos a la planta, el inconveniente que presentan es su fabricación y su costo; además, que requiere la aplicación de fertilizantes. Por lo anterior, generalmente se utilizan mezclas de los mismos, las cuales varían dependiendo del tipo de material, disponibilidad, costo y sobre todo los requerimientos de la planta. Fuente: – Mailxmail – Cursos para compartir lo que sabes – mailxmail.com. – Manual de producción de orquídeas. Joaquín Murguía González. Hilda E. Lee Espinosa.
Esta temporada asido un desastre con mis plentas, unas tenian pulgon, otras mosca blanca,
y cocas de esas verdes, de pena, como podria hacelo para la prosima, temporada,
Por Mª Antonia Fernandez | 2 octubre, 2014
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