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Cultivo en Mesa

Publicado el 10/12/2014 por info@agrobeta.com

IMG_6718En los huertos urbanos, son conocidas las mesas de cultivo, recipientes elevados que nos evitan tener que agacharnos para  realizar nuestros cultivos en terrazas, balcones, azoteas, etc.

Estos recipientes se denominan mesas por su forma, ya que se apoyan sobre cuatro patas. Existen modelos comerciales de acero galvanizado o de acero inoxidable e incluso de madera. En este último caso, es recomendable forrar el recipiente por dentro con un material plástico resistente, como el butilo o caucho sintético, aunque hay maderas como la de acacia que pueden resistir más de diez años el contacto directo con el sustrato. El acero galvanizado es muy resistente a la corrosión y se basa en la aleación de hierro y zinc con una capa externa que sólo contiene zinc.

Para conseguir un buen drenaje la mesa ha de estar nivelada. Sin embargo, es difícil evitar las pérdidas de agua por las juntas entre las piezas de montaje, y si no se prevé tener que desmontar la mesa en mucho tiempo estas juntas se pueden impermeabilizar con silicona, por ejemplo.

En el interior de la mesa depositaremos 2 o 3 capas de materiales preferiblemente ligeros, para evitar el sobrepeso en la azotea, terraza, etc.

La capa de drenaje. Situada en la parte inferior y compuesta por una capa de gravilla de unos 3 cm. de espesor, facilita el desagüe del agua sobrante que, en caso de acumularse, perjudicaría las raíces. Coloca una pequeña malla sobre el agujero de desagüe para retener la gravilla. Debajo colocaremos una bandeja para recoger y reutilizar el agua, evitando también que el suelo se encharque.

La capa de sustrato. Es las más importante para el desarrollo de las plantas, pues es su soporte, facilita el crecimiento de las raíces, contiene la vida microbiana y almacena agua y nutrientes. agrobeta-humus-de-lombriz-roja-californianaCon un espesor mínimo de 20 cm., estará formada por una parte de turba rubia, fibra de coco y otros, para dotar al sustrato de buena estructura (porosidad, aireación, ligereza) y otra parte de humus de lombriz, compost, etc., que aporte nutrientes de forma equilibrada. Proponemos una mezcla que da buenos resultados: 50% de fibra de coco y/o turba rubia y 50% de compost y/o humus de lombriz.

La capa superficial.  Opcionalmente, aunque recomendable. Consiste en unos 2 cm. de humus de lombriz o compost, que renovaremos periódicamente. Aportará nutrientes y evitará en gran medida la evaporación directa del agua.

Las tareas cotidianas del huerto son:

Riego. Varias veces por semana, según la época del año y el estado del sustrato y de las plantas. Es importante que la tierra tenga humedad suficiente.

Abonado.  Aportaremos abono líquido orgánico junto con el riego cada dos semanas.

Control de plagas, enfermedades y malas hierbas. Supervisaremos las plantas cada semana y aplicaremos sistemas de control.

Recolección. Cada hortaliza tiene su momento óptimo de recolección a lo largo del año.

Ya preparada la mesa de cultivo, planificaremos la siembra según nuestros hábitos de consumo, el clima y las características de las plantas. Al planificar el huerto tendremos en cuenta el ciclo del cultivo desde la siembra hasta la cosecha, que varía según la especie y variedad (corto o largo, primavera o invierno) y el clima (temperatura, radiación solar). Ya que el cultivo se dedicará al autoconsumo, tendremos en cuenta las cantidades a plantar de cada especie. Plantaremos escalonadamente las que tienen un solo momento de cosecha, como zanahorias o cebollas, para no recoger todas a la vez. En el caso de las tomateras, una sola planta alcanza un alto nivel de producción y la cosecha tiene un carácter más continuado.

Asociación de cultivos.

Asociar significa aprovechar al máximo el espacio con cultivos que no tengan las mismas necesidades y por tanto no compitan por el agua, los nutrientes o la luz. Así se crea un ecosistema diverso y aumenta la calidad y cantidad de las cosechas. Cuanto más parecidas son las plantas, más incompatibilidades muestran, ya que tienen parecidas necesidades: las raíces y las hojas ocuparán el mismo espacio y serán sensibles a las mismas plagas o enfermedades.

Para asociar cultivos correctamente, procuraremos que nuestras plantas:

–          Sean de diferentes familias, para que no tengan necesidades demasiado parecidas ni sean sensibles a las mismas plagas.

–          Tengan ciclos de diferente duración, para que una vez cosechadas las de ciclo corto, o medio, quede espacio para el desarrollo de las de ciclo largo.

–          Tengan distintas partes aprovechables, ya que su necesidad de nutrientes y espacio serán distintas.

–          Sean de distintos tamaños, para aprovechar mejor el espacio del contenedor colocando plantas pequeñas entre las grandes.

Rotación de Cultivos.

La rotación consiste en alternar en el tiempo la plantación de especies de distintas familias y por tanto con distintas necesidades. Alternando plantas de distinta variedad, logramos que no se agoten los nutrientes de la tierra, interrumpimos la propagación de plagas y enfermedades, y obtenemos una producción más variada. Los tipos de rotación varían según la familia vegetal, el sistema radicular, la parte aprovechable, la sensibilidad a plagas y enfermedades, las exigencias nutritivas y las épocas de desarrollo. Para una correcta aplicación de las rotaciones, las plantas a alternar deben ser:

–          De distintas familias. (Solanáceas/ cucurbitáceas/ leguminosas/ gramíneas/ umbelíferas/ liliáceas/ compuestas/ crucíferas).

–          Con distinta vegetación. (Hoja/ bulbo/ raíz/ fruto/ vaina/ grano).

–          Con distintas exigencias nutritivas. (Muy exigentes/ medianamente exigentes/poco exigentes/ mejorantes).

Siembra y trasplante.

Existen dos tipos de siembra: directa, colocando la semilla directamente bajo la tierra e indirecta, utilizando pequeños semilleros y trasplantando al huerto cuando la planta se ha desarrollado.

Riego.

El riego es una labor muy importante para el éxito del cultivo. Tendremos que aportar riegos frecuentes y ligeros, ya que por su poca profundidad, el sustrato tiene menos capacidad de almacenamiento. El agua se agota más fácilmente en recipientes que en los cultivos en suelo. La frecuencia de riego aumenta o disminuye según la época del año y el desarrollo o cantidad de plantas, por lo que vigilaremos si muestran síntomas de marchitamiento y la humedad del sustrato.

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Mantenimiento y abonado de sustrato.

El sustrato de origen orgánico se compacta con el tiempo y pierde porosidad, disminuyendo su aireación y retención de agua y mermando el desarrollo de las raíces. A ello hay que sumar la pérdida de materia orgánica por la propia descomposición o por exceso de riego. Antes de una nueva plantación aportaremos materia orgánica rica en nutrientes (compost y/o humus de lombriz) y removeremos para recuperar la cantidad y porosidad del sustrato.

 

 

Control de plagas y enfermedades.

En un huerto pueden aparecer organismos que dañen gravemente al cultivo. Cuando son insectos, ácaros u otros animales (pulgón, mosca blanca, oruga, thrip, araña roja…) se denominan plaga. Si son hongos, virus o bacterias (oidio, mildiu, botritis, fusarium), se denomina enfermedad. Aunque nuestro huerto es pequeño y su diversidad de plantas nos ayuda a controlarlo, observaremos con atención y frecuencia para detectar los problemas a tiempo y evitar que los daños sean mayores. La forma de proceder será: prevención-observación-identificación-actuación.

La cosecha.

La recolección, que en gran medida es el objetivo final, quizás sea el momento más gratificante que nos proporcione el trabajo en nuestro huerto.

En algunas hortalizas como el tomate, el color rojo nos indica la madurez del fruto. Otras, como el calabacín, la berenjena o el pepino, se recolectan inmaduros. El ajo y la cebolla se pueden coger tiernos o recolectarlos cuando las hojas se sequen. En el caso de guisantes, judías y pimientos, la cosecha continua del fruto inmaduro estimula la producción de nuevas flores y frutos. Muchas hortalizas de hoja, como las lechugas y espinacas, se recolectan antes de su floración, pues si la planta florece, la hoja adquiere un sabor amargo.

 

Fuentes:

–          Ecosdeltajo.org. Asociación Vida Sana. Fundación Biodiversidad. Fondo Social Europeo, Programa emplea verde 2007-2013.

–          www.ecologistasenacción.es

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