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Cultivando Ficus

Publicado el 16/09/2019 por info@agrobeta.com

1. GENERALIDADES

El género Ficus pertenece a la familia de las Moráceas y procede de zonas tropicales y subtropicales de Europa, Asia, África y el Pacífico.

Las plantas pertenecientes a este género se adaptan muy bien al clima mediterráneo. Se encuentran entre las más empleadas en la horticultura ornamental, ocupando el primer lugar en las ventas, debido probablemente a su adaptabilidad y facilidad de cultivo. Además, presentan un gran valor decorativo por sus hojas y la forma general de la planta que las hace aptas tanto tanto para jardines como para interiores.

En general se caracterizan por la presencia de látex en los vasos conductores y el desarrollo de un potente sistema radicular.

Existen gran número de especies comercializadas y, gracias a la puesta a punto de las técnicas de propagación «in vitro» para muchas de ellas, la renovación de variedades es casi constante. Una agrupación de las especies y las variedades puede ser la siguiente (Jiménez y Caballero, 1990):

1. Plantas de tronco muy lignificado, hojas grandes y aspecto arbóreo. En este grupo se incluyen especies que son árboles en la naturaleza. Entre ellas destacan:

 F. elástica: es la especie más conocida. Presenta hojas ovales, de color verde oscuro, brillante y con la vena central más clara por el haz y algo rojiza por el envés. A partir del tipo original se han desarrollado nuevas variedades: «Decora» y «Robusta», de color verde, «Rubra» de color morado, «Schryvereana», «Doescheri» y «Belgaplant», de hojas variegadas, etc.

– F. lyrata: de hojas anchas con bordes lobulados, de color verde oscuro y con marcadas nerviaciones amarillentas. Ha recobrado interés con la propagación «in vitro».

– F. cyathistipula: de hojas oblongas, coriáceas, con buena ramificación y numerosos frutos.

– F. benghalensis: conocida vulgarmente por el nombre de «higuera de Bengala». Presenta un aspecto muy llamativo debido a las numerosas ramificaciones.

– F. altissima y F. religiosa: son especies de jardín, ocasionalmente cultivadas en interiores.

2. Plantas con aspecto más arbustivo y hojas intermedias o pequeñas. En este grupo se encuentran:

 F. benjamina (F. nitida): es la especie de mayor importancia económica y presenta ramas delgadas e inclinadas de las que parten hojas puntiagudas, de color verde intenso en la planta original. Actualmente la gama de variedades es muy extensa y destacan: «Golden King», «Golden Princess», «Exotica», «Starlight», «Nana», etc.

– F. deltoidea: con hojas más pequeñas y redondeadas.

– F. stricta, F. buxifolia, F. retusa, F. leprieurii (F. triangularis), F. aspera (F. parcelli), F. rubiginosa y F. celebensis, también se cultivan ocasionalmente

3. Plantas trepadoras o colgantes: F. pumila, de porte trepador, con hojas pequeñas que aumentan de tamaño cuando están a pleno sol y F. sagittata (F. radicans), con largas hojas variegadas en algunas formas.

Desarrollo: la mayor parte de los ejemplares se venden cuando miden unos 46 cm y presentan entre 5 y 8 hojas. También se pueden obtener plantas de 1 m de altura, más maduras. Algunas especies pueden alcanzar varios metros de altura en interior. F. elastica y F. benghalensis bajo condiciones favorables pueden llegar a crecer entre 60 cm y 1 m al año; F. lyrata y los tipos variegados, alrededor de 30 cm.
Longevidad: se trata de plantas que bien cuidadas pueden llegar a ser muy longevas.
Época de floración: sólo florecen las plantas viejas y el fruto es similar a un higo.

2. MULTIPLICACION 

Aunque los ficus pueden propagarse por semillas, éste método no es el más apropiado, debido a la escasa duración del poder germinativo y a que las plantas así obtenidas presentan las primeras hojas mucho más pequeñas de lo normal, disminuyendo así su valor comercial. Desde el punto de vista comercial, se llevan a cabo tres métodos de reproducción en ficus:

1. Mediante esquejes.

– Para las especies de los grupos 2 y 3 el método más empleado es la propagación por esquejes terminales de 3-4 hojas, con calor de fondo (25-30 ºC), una buena ventilación, alta luminosidad y niebla, o bien bajo túnel. Estos esquejes son los que normalmente se desarrollan más rápidamente y dan plantas más perfectas.
– En caso de no disponer de suficiente material vegetal se puede recurrir a la multiplicación por esquejes de tallo con una hoja y yema: el corto debe realizarse de forma que quede un entrenudo completo, eliminando la hoja inferior y dejando solamente la superior, que se enrollará sujetándola con una gomita o algo similar con objeto de disminuir la evapotranspiración. En F. elastica a veces se emplea este método, sobre todo en los tipos de hojas variegadas. Los esquejes se introducen verticalmente en un recipiente con agua y se mantienen así una o dos horas para eliminar y secar el látex (savia). Conviene despuntar las plantas madre e incluso aplicar citoquininas para inducir los brotes axilares.

El mejor sustrato para la colocación de los esquejes en bandejas es la arena estéril, ya que posteriormente facilita el repicado sin que las raíces sufran daño. También pueden enraizarse directamente en las macetas de cultivo, como se hace frecuentemente con los tipos trepadores y colgantes: se colocan en cada una varios esquejes de 2-3 nudos con hojas y, una vez enraizados bajo túnel o niebla, se disponen en mesas o en pasillos como colgantes.
La época más apropiada para la reproducción por esquejes es desde diciembre a marzo, ya que permite aprovechar al máximo el período de mayor luminosidad, pero con calor de fondo.

La capacidad y la velocidad de enraizamiento van a estar condicionadas principalmente por: el estado nutritivo y sanitario de la planta madre, el estado de endurecimiento de los tallos y si están o no en crecimiento activo. La fertilización de la planta madre debe mantenerse constante y con un equilibrio ligeramente favorable al potasio. Generalmente, el enraizamiento se produce a las 4 ó 5 semanas para la mayoría de las especies. También puede recurrirse a la aplicación de hormonas que favorezcan este proceso.

2. Mediante acodo aéreo.

El acodo aéreo se realiza practicando una incisión anular en el tallo, que puede envolverse con turba neutralizada, con abono y humedad suficientes, y todo ello con una lámina de polietileno para evitar la pérdida de agua. Hay que procurar la aclimatación de los acodos cuando se van a separar de la planta madre, cuidando que no se produzcan cambios bruscos de luminosidad; si deben viajar inmediatamente después de ser cortados, la aplicación de benzil-adenina puede resultar beneficiosa, debiendo ensayar esta práctica para cada caso en concreto con concentraciones comprendidas entre 2 y 5 ppm.

3. Propagación «in vitro».

Las plantas obtenidas por este método suelen ser más compactas y ramifican desde abajo con más facilidad. Los esquejes terminales de las plantas madre obtenidas por propagación «in vitro» suelen enraizar con mayor facilidad. Esta técnica se ha puesto a punto para varias especies: F. benjamina, F. lyrata, F. elastica, F. rubiginosa, etc.

3. CULTIVO

Temperatura: mantener la temperatura constante (18-20 ºC); los cambios bruscos le son perjudiciales.

Humedad relativa: condiciones medias (75-80 %).

Luz: por lo general precisan buena iluminación, aunque no les gusta la radiciación solar directa; en lugares fríos puede estar sometido a la luz solar todo el día (lo agradece). Así, según la especie, la luz necesaria puede variar entre 20.000 lux para F. pumila y 50.000-70.000 lux para F. elastica y F. rubiginosa, aunque lo normal son niveles de 25.000-35.000 lux (excepto trepadoras y colgantes). En F. benjamina una iluminación excesivamente baja provoca la defoliación de las partes bajas.

Sustrato: en general, debe ser suelto y contener bastante turba y gran cantidad de materia orgánica; debe neutralizarse con calcio. Según Jiménez y Badia (1973), un sustrato adecuado estaría formado por: 3 partes de turba, 2 partes de tierra vegetal y una parte de arena, añadiendo el siguiente abono a razón de 1 g por litro de mezcla (2 g para plantas de tamaño considerable):

  • Nitrato amónico: 30 g.
  • Superfosfato de cal: 35 g.
  • Sulfato potásico: 30 g.
  • Carbonato de magnesio: 5 g.

Según la tierra se añadirá carbonato cálcico hasta alcanzar un pH de 6 a 7.

Aclimatación: debe realizarse de forma previa a la venta, sometiendo a la planta durante 4-6 semanas a menos de 15.000 lux. Para F. lyrata y F. elastica se pueden emplear reguladores del crecimiento (ancimidol y paclobutrazol) para retardarlo y obtener plantas más compactas y mejorar la adaptabilidad de otras a interiores, como F. benjamina.

Riego: les perjudica el exceso de agua, dando lugar a la caída de las hojas inferiores, por lo que son convenientes los riegos escasos. Al principio, hasta que las plantas estén prendidas en su nuevo medio, se debe regar poco. En verano los riegos deben ser abundantes.
Tras la compra, lo mejor para regar es situar la maceta encima de un platillo con agua para que la planta vaya cogiendo el agua por abajo.

Fertilización: son plantas muy exigentes en abono y especialmente en calcio. También hay que vigilar las carencias de boro y manganeso. Le va bien un abonado constante con un equilibrio 2:1:3 ó 1:1:1, a razón de 200-250 ppm. Durante el período de crecimiento se debe abonar cada 15 días con abono completo en riego.

Contenedor: para trepadoras suelen ser de 10 cm de diámetro; los grandes ejemplares suelen colocarse directamente en el suelo. Cuando se colocan los contenedores sobre el suelo es conveniente la utilización de mallas «anti-raíces» para evitar que éstas anclen en aquél.

4. PLAGAS, ENFERMEDADES Y FISIOPATIAS

El ficus es una planta bastante resistente a plagas y enfermedades aunque puede ser atacado por la araña roja y los pulgones. En F. elastica y F. lyrata, los ataques de cochinilla son frecuentes en épocas secas y cálidas.

Los ataques de trips se producen sobre todo en F. benjamina, F. retusa y F. elastica.

Dentro de las enfermedades destacan las manchas foliares causadas por los hongos de los géneros Cercospora, Gloesporium y Corynespora, y los ataques de hongos de raíz, estos últimos especialmente con frío y sustratos encharcados.

El nemátodo foliar Aphelenchoides besseyi puede ser combatido en F. elastica con oxamilo ó aldicarb en riego.Los nemátodos de raíz pueden ocasionar daños a F. benjamina.

A la hora de realizar los tratamientos fitosanitarios, hay que tener en cuenta que algunas materias activas resultan fitotóxicas, como por ejemplo: aceites minerales, dimetoato, malation, metil-azinfos, paration y propoxur.

Con respecto a las fisiopatías más frecuentes, destacan las manchas foliares ocasionadas por desequilibrios hídricos, que en F. elástica se conocen como «edema». También sufren mucho con los excesos de humedad en el sustrato, sobre todo cuando las temperaturas son bajas, así como con la incidencia directa de la radiación solar.

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