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FACTORES EN EL CULTIVO DE LA MARIHUANA: LA LUZ (II)

Publicado el 31/10/2013 por info@agrobeta.com

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Espacio entre lámparas

La intensidad de la luz prácticamente se dobla a cada 15 cm que se acerca una lámpara DAI a la parte superior de las plantas.

Cuando la intensidad de la luz es baja, las plantas se estiran hacia la luz. La intensidad reducida de la luz suele deberse a que la lámpara está demasiado alejada de las plantas. La luz tenue provoca un follaje disperso y ramas largas y delgadas que se apartan del tallo.

Para aumentar el rendimiento, procura que el área de cultivo tenga una distribución uniforme de la luz. Una distribución irregular de la luz provoca que las plantas fuertes de las ramas crezcan hacia la luz más intensa. El follaje que está iluminado débilmente queda, entonces, sombreado si la distribución de la luz no es homogénea

Las pantallas reflectoras son las que, en última instancia, dictan la distancia entre las lámparas y la parte superior de las plantas. Casi todas las lámparas estáticas tienen puntos brillantes (calientes) hacia los cuales dirigen las plantas su crecimiento.

Los cultivadores prefieren las lámparas de vatios elevados (400, 600, 1.000 y 1.100 vatios) porque ofrecen más lúmenes por vatio y sus valores de RFA son más elevados que los de las bombillas más pequeñas. Las plantas reciben más luz cuando la lámpara está cerca del jardín. Aunque una lámpara  de 400 vatios produce menos  lúmenes por vatio que una de 1.000 vatios, en realidad proporciona más luz utilizable a las plantas cuando se instala apropiadamente. Las bombillas de 600 vatios son las que tienen más lúmenes por vatio (150 lm/W) y pueden colocarse más cerca de la copa de las plantas que las bombillas de 1.000 o 1.100 vatios. Cuando la bombilla de 600 vatios está más cerca de las plantas, éstas reciben más luz.

Una lámpara DAI de 1.000 vatios emite mucha luz. También irradia mucho calor. La bombilla debe situarse más lejos de las plantas para evitar que se quemen. En muchos casos, resulta más efectivo utilizar bombillas de menos vatios. Por ejemplo dos bombillas de 400 vatios pueden estar más cerca de las plantas que una bombilla de 1.000 vatios, y las bombillas de 200 vatios emiten la luz desde dos puntos. La desventaja es que dos sistemas de 400 vatios cuestan más que un sistema de 1.000 vatios.

Fíjate en los diagramas que muestran las diferencias en cuanto a luz utilizable en áreas de cultivo de distinto tamaño. Los cultivadores que utilicen estos datos pueden afinar su área con un fotómetro de mano.

Observa los siguientes ejemplos matemáticos simples para ver lo eficientes que son las lámparas de 400 y 600 vatios respecto a las lámparas de 1.000 vatios.

Por ejemplo, una lámpara de 1.000 vatios que produce 100.000 lúmenes en la fuente, proporciona los siguientes resultados:

El objetivo es que las plantas reciban 10.000 lúmenes.

Si utilizas tres lámparas de sodio AP de 600 vatios, dispones de un total de 270.000 lúmenes con un coste de 0,18€ por hora (para un coste del kWh= 0,10€). Si empleas dos lámparas de sodio AP de 1.000 vatios, obtienes un total de 280.000 lúmenes con un coste de 0,20€ la hora.

Aprovecha los ejemplos anteriores para advertir que la lámpara de sodio AP de 1.000 vatios ofrece más vatios por metro cuadrado para alcanzar los 10.000 lúmenes que se pretendían. Sin embargo, la bombilla también produce un punto caliente cerca del centro del área iluminada. Las plantas tienden a crecer dentro del punto caliente y a hacer sombra a las demás plantas.

Aunque las lámparas de 400 vatios tienen una relación más baja de lúmenes por vatio, cuando se utilizan adecuadamente pueden ser más eficientes que las bombillas con más vatios. Una lámpara de halogenuro de 1.000 vatios produce 115.000 iniciales y una de 400 vatios, sólo 40.000. Esto significa que cada lámpara de 400 vatios debe situarse más cerca de la copa de las plantas para proporcionar una cantidad similar de luz. También significa que varios puntos de origen diferentes mantienen una distribución de la luz más intensa y uniforme.

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Iluminación lateral

Generalmente, la iluminación lateral no es tan eficiente como la iluminación desde arriba. Las lámparas orientadas verticalmente sin reflectores son eficientes, pero requieren que las plantas sean orientadas alrededor de la bombilla. Para estimular el crecimiento, la luz debe penetrar en el denso follaje del jardín. Las lámparas se montan donde la intensidad de la luz sea marginal –a lo largo de las paredes- para proporcionar luz lateral.

Las lámparas fluorescentes compactas no son una buena elección cuando se utilizan lámparas DAI.

 

Rotación de las plantas

Rotar las plantas ayudará a asegurar una distribución homogénea de la luz. Rota las plantas cada uno o dos días dándoles entre uno y dos cuartos de vuelta. La rotación promueve un crecimiento uniforme y un follaje completamente desarrollado.

Mueve las plantas alrededor del espacio que está bajo la lámpara para que reciban el máximo posible de luz. Pasa las plantas más pequeñas al centro, y lleva las plantas más altas hacia los bordes del jardín. Coloca las plantas chicas en un estante para hacer uniforme el perfil del jardín. Alinea las plantas para crear una forma cóncava (tipo estadio) bajo la lámpara, de forma que todas las plantas reciban la misma cantidad de luz. Los contenedores con ruedas son fáciles de mover.

Aprovecha los diferentes niveles de luz bajo la lámpara DAI. Sitúa los plantones y esquejes en el perímetro, ya que no requieren una intensidad de luz elevada; y reserva el espacio debajo de las brillantes bombillas para las plantas en floración, que necesitan niveles de luz más altos.

Espaciado entre plantas

Cuando la luz brilla sobre el jardín, las hojas cercanas al ápice de las plantas obtienen una luz más intensa que las hojas de la base. Las hojas superiores sombrean las hojas de abajo, absorbiendo la energía de la luz y haciendo que quede menos energía luminosa para las hojas más bajas. Si las hojas inferiores no reciben luz suficiente, amarillearán y acabaran por morirse. Las plantas de 1,8m de altura tardan más en crecer y tienen un rendimiento más elevado en general que las plantas de 1,2 m, pero la producción de cogollos de primera es casi la misma. Debido a la falta de luz, las plantas más altas tienen grandes racimos florales a lo largo de los 90-120 cm superiores y cogollos poco sustanciosos, débiles, cerca de la base. Las plantas altas tienden a desarrollar puntas florales cuyo peso no puede sostener el tallo. Estas plantas necesitan ser atadas. Las plantas bajas soportan mejor el peso de las puntas cogolladas y tienen mucho más peso en flores que en hojas.

Bajo una sola lámpara DAI de 400 vatios, pueden llegar a juntarse por lo menos 99 plantones o esquejes de dos semanas. Las plantas jóvenes irán necesitando espacio a medida que crezcan. Si se apiñan demasiado, las plantas sentirán la falta de espacio y no crecerán con su potencial máximo.

Las hojas de una planta dan sombra a las de otra y ralentizan el crecimiento general de la planta. Es muy importante espaciar las plantas jóvenes lo suficiente para que sus hojas no se toquen o apenas se rocen. Con ello, se consigue mantener el sombreado al mínimo y el crecimiento  al máximo. Revisa y altera el espaciado entre las plantas cada dos días. Entre ocho y dieciséis plantas hembra maduras con tres o cuatro meses de edad llenarán por completo el espacio que puede cubrir una lámpara DAI de 1.000 vatios.

Las plantas pueden absorber la luz sólo si cae sobre sus hojas. Las plantas deben ser espaciadas de forma que sus hojas no se solapen demasiado. El rendimiento se incrementa muy poco cuando están apiñadas. Además, las plantas se estiran hacia la luz, lo cual provoca que se aproveche menos la intensidad de la luz.

El mejor número de plantas por metro cuadrado suele ser cuestión de experimentar hasta hallar el número mágico para tu cultivo. En general, cada metro cuadrado de espacio acogerá entre 16 y 32 plantas.

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Luz reflejada

El blanco mate contiene poco o nada de pigmentos que absorban la luz, así que casi no absorbe la luz y refleja casi toda la que le llega. No utilices blanco satinado. Contiene barnices que inhiben la reflexión de la luz. Una textura mate proporciona más superficie reflectora.

El Foylon es un material reflector que refleja la luz y el calor de una manera uniforme dispersa. Es duradero y refleja alrededor del 95% de la luz que le llega. El material está forrado con fibra antidesgarro y es lo bastante grueso como para servir de aislante. Además, es resistente al calor y al fuego.

Como reflector, el Mylar proporciona una de las superficies más reflectantes. El Mylar parece una especie de espejo muy fino. A diferencia de la pintura, que absorbe la luz, el Mylar reflectante refleja casi toda la luz. Para instalarlo, simplemente clávalo o pégalo con cinta a la pared. Para evitar desgarros o arrugas, pega un trozo de cinta sobre la zona donde se vaya a insertar la grapa o el clavo. Aunque es caro, el Mylar es el material preferido por muchos cultivadores. El truco consiste en dejarlo plano sobre la pared. Cuando se fija de manera suelta a las superficies, la luz se refleja pobremente. Para incrementar su efectividad, mantén el Mylar limpio.

El papel de aluminio es una de las peores superficies reflectantes. El papel siempre se arruga y refleja la luz en la dirección incorrecta, desperdiciando la luz en realidad. También, refleja más los rayos ultravioleta que otras superficies, lo cual resulta dañino para los cloroplastos de las hojas.

Fuente:

– Marihuana: Horticultura del cannabis. La biblia del cultivador médico de interior y exterior. Jorge Cervantes. 2007

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