Publicado el 26/02/2014 por info@agrobeta.com
El olivar no sólo está formado por los olivos, sino que siempre tiene una serie de recursos como son el suelo, las plantas espontáneas, el agua de lluvia y los insectos auxiliares. También pueden tenerse otros recursos como las plantas que se cultiven en su interior o se conserven en las lindes, el agua de riego y los animales domésticos.
Un manejo adecuado de estos recursos sienta las bases para un cultivo ecológico del olivar, con el que podemos conseguir aumentos notables en la rentabilidad de las explotaciones olivareras sin degradar el ambiente.
Manejo del suelo
La mayor parte de los olivares españoles presenta suelos altamente degradados. Los tres procesos de degradación del suelo más comunes en los olivares son la erosión hídrica, la degradación física y la degradación biológica.
La erosión hídrica o pérdida del suelo provocada por la lluvia alcanza valores medios muy elevados debido a la situación en ladera de buena parte de los olivares y a que el suelo se encuentra prácticamente descubierto todo el año. La degradación física y biológica está relacionada con el exceso de laboreo, el escaso aporte de materia orgánica al suelo y la utilización de plaguicidas (sobre todo los herbicidas) y fertilizantes químicos.
Un suelo degradado, mal estructurado, con baja actividad biológica, no es capaz de transformar el abono orgánico (estiércol, compost, etc.) en nutrientes disponibles para el cultivo a la velocidad que éste necesita, pudiendo la producción resistirse durante los primeros 2-3 años de transición a agricultura ecológica.
Por ello, la primera cuestión que ha de plantearse un olivarero que quiera transformar su finca a producción ecológica es que ha de recuperar ese suelo lo más rápidamente posible, con un manejo que sea económicamente viable. Para ello, es muy importante tener un plan adecuado de manejo de suelo y de fertilización durante los primeros años de reconversión.
Tres técnicas van a tener el papel protagonista en el plan de manejo y fertilización del olivar: el uso de cubiertas vegetales, el compostaje de los residuos de la almazara y el picado de residuos de la poda.
Consiste en la siembra o mantenimiento de plantas herbáceas anuales para cubrir durante parte del año el suelo del olivar. Debe estar presente desde el otoño hasta la primavera.
Estas vegetales en el olivar ecológico tienen varias funciones:
Las cubiertas vegetales pueden ser naturales o sembradas, ambas tienen ventajas e inconvenientes
Cubiertas Vegetales Naturales
Las cubiertas vegetales naturales están formadas por las plantas que crecen espontáneamente en las calles del cultivo.
Estas cubiertas tienen la ventaja de ser las más baratas, puesto que no hay que comprar semillas, ni realizar la siembra. Son las mejores cuando son maduras. Esto es, cuando son capaces de cubrir bien y rápidamente el suelo, aportar al suelo gran cantidad de biomasa, están compuestas por numerosas especies diferentes y, una parte de ellas, son leguminosas silvestres.
No obstante, al inicio de la reconversión a producción ecológica muchos olivares, sobre todo aquellos que crecen en laderas, tienen una flora muy pobre tanto en cantidad como en calidad. Estas cubiertas incipientes, tras muchos años de emplear herbicidas tienen limitado valor ecológico: cubren poco las calles, dejando enormes claros, generar poca biomasa y estimulan escasamente la actividad biológica del suelo cuando se incorporan. Además, suelen estar compuestas por pocas especies y éstas no suelen ser muy valiosas. De hecho, inicialmente las leguminosas no suelen estar presentes, porque son muy sensibles a los herbicidas.
Dado que al inicio de la reconversión estas cubiertas son de escaso valor, el olivarero ecológico debe acelerar su enriquecimiento y “maduración”. Para ello, tiene varias opciones:
Cubiertas Vegetales Sembradas
La siembra de cubiertas vegetales suele hacerse con especies leguminosas, ya que se busca la fijación de nitrógeno por parte de éstas. No obstante, en determinados casos, pueden emplearse mezclas de leguminosas y gramíneas, crucíferas u otras.
La especie leguminosa más empleada es la veza por su mayor disponibilidad en el mercado, pero también se usan en menor medida otras como el yero, los altramuces, el guisante forrajero, la moruna o algarroba, la esparceta o pipirigallo, varios tréboles, etc. La siembra de las cubiertas vegetales leguminosas tiene la ventaja, al inicio de la reconversión, de favorecer una cubierta más compacta, que aporte más biomasa y nitrógeno. De esta manera, se favorece la recuperación del suelo de una forma rápida durante los primeros años.
Sin embargo, comparativamente tiene menos ventajas respecto a una cubierta vegetal natural “madura” rica en leguminosas silvestres, pues el nitrógeno de más que aportar frente a ésta, no parece compensar los costes de semilla y siembra, al menos en olivares de mediana a baja producción.
Por otra parte, si la siembra y enterrado de la semilla se realiza tardíamente (noviembre) afecta a la flora adventicia que viene naciendo y disminuye la biodiversidad de la cubierta, lo que puede afectar negativamente al mantenimiento de enemigos naturales de las plagas. Estas siembras tardías también favorecen la erosión.
La siembra puede realizarse con crucíferas, tales como la colza, mostaza marrón, mostaza negra, mostaza blanca y mostaza de campo o nabo. Estas especies se utilizan para reducir el lavado de nitrógeno y bombear otros nutrientes desde capas más profundas del suelo, sobre todo, potasio, ya que presentan potentes y profundos sistemas radiculares que favorecen además la infiltración de agua y la descompactación del suelo. También sirven para disminuir las poblaciones de determinados nematodos fitopatógenos y enfermedades del suelo, tal como Verticillium dahliae. Ello se produce porque la descomposición del suelo de estas plantas, tras la incorporación en floración, da lugar a isotiocianatos y otros compuestos que ejercen una acción biofumigante. Este efecto biofumigante no ejerce ningún control de la verticilosis cuando los árboles han sido ya infectados.
Además, las cubiertas de crucíferas son una buena alternativa por su escasa capacidad de rebrote tras la siega, su rápida y alta producción de biomasa y la mayor persistencia de sus residuos.
Compostaje de residuos de almazara
El aceite, principalmente de gran parte de la superficie dedicada a olivar, no exporta apenas nutrientes del suelo ya que está constituido básicamente por carbono, hidrógeno y oxígeno. Ello posibilita al olivar de aceite cerrar los ciclos de nutrientes con recursos propios en gran medida.
El aceite constituye aproximadamente el 20% de la aceituna. El resto es un residuo que en las almazaras con maquinaria de dos fases, se denomina alperujo o alpeorujo. Este presenta características muy interesantes como fertilizante orgánico: una gran riqueza de materia orgánica, pH moderadamente ácido, un contenido salino relativamente bajo, una relación C/N ligeramente alta y gran riqueza de potasio, media de nitrógeno y más baja de fósforo.
El arperujo es un material pastoso, rico en agua y de pequeño tamaño de partícula, que necesita ser mezclado con otros materiales de mayor tamaño y menos humedad, para dar consistencia a los montones. También se suele añadir a la mezcla de estiércol u otros residuos más ricos en nitrógeno con capacidad de reducir la relación C/N de la mezcla.
La viabilidad técnica y económica del compostaje de alperujo para su uso como fertilizante es un hecho, tanto en pequeñas pilas como en grandes plantas de compostaje. Por su parte, el compost de alperujo es un producto de gran calidad, tanto para uso en el olivar, como en otros cultivos.
Picado de residuos de poda
Los residuos de mediano y pequeño tamaño procedentes de la poda del olivar y desvareto, no deben ser quemados, ni retirados de la finca, sino que deben ser triturados y esparcidos en las calles del olivar.
Estos residuos, si bien no son excesivamente ricos en nutrientes, son una magnifica y barata fuente de materia orgánica para los suelos del olivar, que en las calles en muchas ocasiones no alcanza el 1%.
Fuente:
– Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. 2008.
– Fotografía: Diario Plaza de Mayo. 2013
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